¿Bolsa de plástico o papel? El dilema del comprador eco-consciente
Ponemos nuestras compras en el mostrador, nos disponemos a pagar y el dependiente muy amablemente nos pregunta ¿bolsa de papel o de plástico? La duda nos ataca y pensamos en las posibles variables: ¿cuánto vale cada una? ¿Cuál podrá resistir el peso de toda mi compra? El plástico mata las tortugas, pero el papel mata árboles ¿Cuál es mejor para el medio ambiente?
¡Ninguna! El real problema de las bolsas es el tiempo que dura en nuestras manos, usar y tirar es un hábito absolutamente insostenible promovido por un modelo de consumo irrespetuoso con el medio y los productores.
Actualmente vivimos una lucha desenfrenada contra el plástico, el 2018 ha sido un año especialmente intenso que nos ha dejado imágenes impactantes y cifras dolorosas: cada año se usan aproximadamente 5 billones de bolsas de plástico, 12 millones de toneladas de plástico entran al mar y mueren más de 100.000 animales marinos, esto sin hablar de los daños a los ecosistemas terrestres y la inevitable transferencia de micropartículas de plástico a nuestra comida, parece que el polipropileno y el pvc ya hacen parte de nuestra dieta diaria.
Según datos de Greenpeace “En España, cada persona usa y tira al año una media de 144 bolsas de un solo uso, las cuales tardan más de cinco décadas en degradarse. Solo se ha reciclado el 9% de todo el plástico a nivel mundial”; el problema es grave.
Visto el panorama se inicia una importante campaña de prohibición de bolsas de plástico en el comercio y como respuesta surge de las tinieblas la heroína del momento, la “eco” bolsa de papel, más ecológica, más sostenible, más…. de lo mismo, una bolsa de usar y tirar.
Las bolsas de papel pueden ser una cura paliativa al problema pero no una verdadera solución, veamos algunos aspectos relacionados con las bolsas de plástico vs las bolsas de papel:
Bolsa de Plástico
Bolsa de Papel

El plástico se producen a partir de petróleo refinado, un recurso limitado que requiere de tratamientos complejos para separar sus subproductos, estos procesos generan un impacto ambiental importante a considerar en el ciclo de vida del plástico, sin embargo al ser un subproducto comparte su carga de emisiones con otros obtenidos a partir de los mismos procesos.
Los Bioplásticos por su lado se producen a partir de alimentos, para abastecer la demanda son necesarios cultivos industriales que consumen grandes cantidades de agua y dejan otra muy contaminada gracias a los productos que se usan.
El papel se produce a partir de árboles y no todos son de cultivo renovable, según la WWF cada año desaparece un área de bosques del tamaño de portugal. Las plantaciones destinadas a la producción de celulosa son monocultivos que desplazan bosques nativos y consumen importantes cantidades de agua.

La manufactura del plástico deja varias toneladas de emisiones de carbón y gases tóxicos en la atmósfera. Sin embargo, gracias a sus propiedades, los procesos de transformación requieren menos energía.
Hace falta 4 veces más energía para producir una bolsa de papel que una bolsa de plástico; su proceso de fabricación involucra químicos muy tóxicos que contaminan tanto el aire como el agua.

Aunque son impermeables, la resistencia de una bolsa de plástico depende de su gramaje, en otras palabras lo gruesa que es. Aquellas demasiado finas (0,5 micras, las de la fruta) se rasgan rápidamente limitando cualquier reuso. Las más gruesas son resistentes y podrían ser reutilizadas muchas veces, además ocupan poco espacio de almacenaje.
Las bolsas de papel son más pesadas (entre 5 y 7 veces) que las de plástico y requieren más energía y espacio para su transporte y almacenamiento. Además, su vida útil es menor, no son impermeables y se pueden romper mucho más fácilmente. Se necesita apenas 1 camión para transportar la misma cantidad de bolsas de plástico que las de papel que cabrían en 7 camiones.

El plástico es reciclable pero requiere de grandes esfuerzos y no todas las plantas de reciclaje están en capacidad de hacerlo. Muchos residuos de plástico llegan a los vertederos donde se descomponen muy lentamente, pero otra gran cantidad termina en espacios naturales afectando severamente la vida de los animales que viven allí. (a ellos les dedicamos nuestra colección ¡Fuck plastic!)
Consideremos además que normalmente se descomponen en microplásticos: partículas diminutas que contaminan casi la totalidad de nuestros océanos. Un documento publicado por Royal Society Open Science afirma que en cada kilómetro cuadrado de sedimentos marinos pueden encontrarse alrededor de 4.000 millones de restos microscópicos de este material.
El papel es reciclable pero se debe hacer en condiciones adecuadas, de lo contrario puede emitir hasta un 70% más de agentes contaminantes en el agua y el aire.
Cuando el papel llega a los vertederos se degrada generando metano un gas 25 veces más contaminante que el dióxido de carbono.
Por otro lado las bolsas de papel reciclado y certificado consumen un 62% menos de energía y un 86% menos de agua que las de papel nuevo, sin embargo el proceso de reciclaje involucra agentes muy contaminantes para separar tintas y barnices.
Y podría lanzar un montón de datos más pero tampoco se trata de terminar con depresión medioambiental. Lo cierto es que el análisis que acabamos de hacer no es muy prometedor. Muchos apuestan por el papel, cuando le declaran la guerra al plástico, suponiendo que es un material natural, biodegradable y completamente inofensivo para nuestras amigas tortugas, pero lo cierto es que al estudiar un poco más seriamente el ciclo de vida de uno y otro, comprendemos que ninguno es sostenible si se sigue usando de la forma en la que lo hacemos actualmente, usar y tirar.
El planeta no puede soportar la sobrecarga de nuestros malos hábitos, es importante ser consciente de que ninguna pieza de la basura que producimos desaparece cuando sale de casa, por el contrario sigue un camino largo y de una u otra forma volverá a nosotros: en los mariscos de la paella, en una paradisiaca playa y en el aire que respiramos cada día.
Cambiemos nuestros hábitos
Dicen que un hábito se crea a los 30 días y se incorpora definitivamente después de los 66 así que te invito a empezar a practicar hoy mismo, toma tus bolsas de algodón, llévalas siempre contigo y úsalas cada que compres algo, poco a poco se convertirá en un reflejo automático decir ¡Sin bolsa por favor!
Referencias
- https://www.worldwildlife.org/threats/deforestation
- https://es.greenpeace.org/es/sala-de-prensa/comunicados/activistas-de-greenpeace-despliegan-una-pancarta-gigante-contra-el-insostenible-uso-de-las-bolsas-de-plastico/
- (Comparison of Environmental Impact of Plastic, Paper and Cloth Bags, Nothern Ireland assebly)
- https://www.muyinteresante.es/naturaleza/articulo/los-microplasticos-inundan-los-oceanos-411418980226